¿Quién sale ganando?

Rusia y Corea del Norte viven estos días su mayor romance desde tiempos de la Guerra Fría, cuando el régimen de los Kim tenía en la Unión Soviética a un socio vital.

El presidente ruso Vladimir Putin prometió «ampliar las relaciones bilaterales integrales y constructivas» en una reciente carta dirigida a su homólogo norcoreano, Kim Jong-un.

Este respondió que la cooperación entre ambos países ha ascendido «al máximo nivel» en un frente común contra «las fuerzas hostiles».

Ambos líderes sellaron su amistad en una cumbre histórica en 2019 en Vladivostok (este de Rusia) y desde entonces Kim ha expresado abiertamente su apoyo a Moscú en toda disputa que le implica.

Los gestos de lealtad de Corea del Norte a su aliado se intensificaron con la invasión a Ucrania: en julio fue el tercer país en reconocer como Estados independientes a las repúblicas de Donetsk y Luhansk bajo control de los prorrusos.

Kim tampoco ha perdido ocasión en elogiar a Rusia y a su presidente, cuya agenda política ocupa cada vez más espacio en los medios estatales norcoreanos.